Los votos en la Congregación Benedictina de santa Otilia

Mediante el voto de estabilidad el monje se liga al monasterio, poniéndose a su servicio. Esta estabilidad, sin embargo, está ordenada al bien común tanto del monasterio y de la Congregación, como de sus tareas.

Por el voto de conversión de costumbres el monje se obliga, según la Regla de san Benito, a una constante renovación en el espíritu, a buscar a Dios en la comunidad de hermanos y a vivir conforme a las normas y costumbres de su monasterio y de la Congregación.

En este voto están implícitos los votos de pobreza y castidad.

El monje está obligado a llevar, en el seguimiento de Cristo (2Cor8,9) una vida pobre y sencilla. Por el voto temporal de pobreza renuncia al derecho de disponer de bienes materiales sin autorización. El voto solemne de pobreza comprende además la incapacidad de adquirir y de poseer tales bienes. En la comunidad monástica, según el modelo de la comunidad de Jerusalén (Hech 2,44), todo pertenece y es común a todos. Por esto, cada uno debe colaborar según sus fuerzas al sostenimiento y a la edificación de la comunidad. El monasterio, por su parte, se encarga, en el marco de las Constituciones, de asegurar el sustento de los monjes.

Mediante el voto de castidad el monje promete perfecta continencia, para buscar a Dios con un corazón indiviso sin anteponer nada al amor de Cristo. (Derecho Propio pp. 35-39)

Por el voto de obediencia el monje se obliga a obedecer al superior legítimo, en el espíritu de la Regla de san Benito y en el marco de las Constituciones de la Congregación Benedictina de Santa Otilia.


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